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Madonna, a sus 55 años, decidió confesar públicamente, en un artículo redactado por ella misma para la revista Harper´s Bazaar, un hecho traumático que vivió durante su juventud en Nueva York, ciudad que no la recibió como ella esperaba.

"El primer año, me robaron con un arma. Fui violada en el techo de un edificio, adonde fui llevada con un cuchillo en mi espalda y mi departamento fue asaltado tres veces. No sé por qué; no tenía nada de valor después de que se llevaron mi radio la primera vez", explicó. Pude sobrevivir, me sentí viva, pero también muy asustada", dijo la "Material girl" en la nota.

Además haciendo un recuento cronológico de su vida, la artista habló sobre su relación con la religión y sus provocaciones al orden establecido, y contó que “a los 25 años llevaba un crucifijo al cuello y le decía a la gente, en las entrevistas, que lo hacía porque me parecía que Jesús era sexy”, solo para provocar.

"Tenía una relación divertida con la religión. Creo mucho en los rituales, ya que no le hacen daño a nadie. Pero no me llevo muy bien con las reglas, aunque no es posible vivir en un mundo sin orden", escribió.

En ese sentido explicó: “hay una diferencia entre las reglas y el orden. Las reglas son aquello que las personas siguen sin rechistar. El orden es lo que se consigue cuando las palabras y las acciones unen a las personas en lugar de separarlas. Sí, me gusta provocar, está en mi ADN. Pero nueve de cada diez veces tengo una razón para hacerlo".

Por otro lado la estadounidense se refirió a las jóvenes artistas que se proponen reemplazar su lugar en el reinado del pop, como Rihanna o Miley Cyrus: "Cuando tenés 25, es un poco más fácil ser atrevida, especialmente si sos una estrella pop, porque se espera que tengas una conducta excéntrica”